- El alcalde agradece a técnicos, investigadores y amantes de la historia rabanera toda su labor, “a veces tediosa”, para alcanzar esta “gran meta”
Con la publicación este miércoles 15 de junio en el Diario Oficial de Castilla-La Mancha de una resolución de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes, la Junta de Comunidades inicia el procedimiento para la declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) del yacimiento arqueológico de la Sala de los Moros, con categoría de ‘Zona Arqueológica’.
Sobre esta importante noticia, adelantada el pasado sábado en la propia localidad por la viceconsejera Ana Muñoz, el alcalde ha manifestado la “plena satisfacción del municipio, porque éramos muy conscientes de que legado megalítico de tanto valor que entraña este enclave merecía el inicio de este expediente oficial que ahora se tramita”.
No en vano, este enclave se considera emblemático para la Prehistoria reciente de Ciudad Real y está levantado en la cima del cerro que lleva su nombre y está constituido por una estructura principal, de planta rectangular, realizada con grandes bloques de sillarejo y algunos sillares, que conserva en su interior una cámara con planta en forma de ‘T’.
El conjunto queda cerrado, en la plataforma inmediatamente inferior, por un recinto perimetral realizado con mampuestos de tamaños medianos y grandes, fuera del cual se localiza una oquedad excavada en la roca denominada ‘aljibe de los caballos’ y varias covachas que ocupan abrigos naturales.
Trabajo muy minucioso
“Ha sido un trabajo minucioso, nada sencillo, más bien tedioso y, a veces, poco gratificante, pero la implicación de técnicos municipales, investigadores que nos han acompañado también en los trabajos previos, vecinos y demás personas amantes de la historia de nuestra localidad, están haciendo posible ahora esta gran meta”, señala el regidor.
Ruiz Valle también señala la ingente gestión política que desde el propio Ayuntamiento se ha hecho en estos años previos, “siendo mi antecesora, Jacinta Monroy, quien inició los trámites de solicitud, junto al resto de compañeros y compañeras del equipo de Gobierno y el apoyo, también valorable, de la oposición”.
El alcalde de Argamasilla de Calatrava confía en que la incoación de este expediente, al que la ciudadanía e interesados pueden ahora realizar sus propias aportaciones durante el periodo de alegaciones, pueda “concluir felizmente en los plazos procedimentales establecidos y más pronto que tarde pueda declararse BIC nuestra Sala de los Moros”.
Semblanza de la Sala de los Moros
La Sala de los Moros es un yacimiento arqueológico que se sitúa sobre el Cerro de Turruchel, de 908 m de altitud, en la zona oriental del término municipal de Argamasilla de Calatrava, integrada en la Sierra de Calatrava, cuya cuerda separa los términos rabanero y de Puertollano y los valles de los ríos Tirteafuera, al norte, y Ojailén, al sur.
Se considera un yacimiento de excepcional interés de acuerdo al papel histórico que pudo desempeñar en las diferentes etapas de su desarrollo, que comprende un periodo cronológico amplio al presentar una fase prehistórica de la Edad del Bronce (y tal vez también calcolítica) y otra protohistórica de la Edad del Hierro (periodo ibérico-oretano).
Durante la Edad del Bronce fue probablemente un lugar de hábitat, del que se conservan restos de estructuras (posible recinto perimetral, aljibe rupestre, covacha) y material arqueológico (cerámicas a mano). Sus características son semejantes a la de otros yacimientos próximos de la Sierra de Calatrava.
La Sala de los Moros forma parte, de hecho, de un conjunto muy importante por su número y la entidad de sus restos y que ocupan un territorio de marcado carácter estratégico de dominio de los valles del Tirteafuera y del Ojailén y de las rutas y pasos de este territorio hacia la Meseta y el Valle del Guadalquivir.
Parece posible que la construcción del edificio monumental conocido desde siglos pasados con el nombre de Sala de los Moros se produjera ya en la etapa protohistórica. Este edificio, debido a sus características y envergadura, constituye un hito evidente en el territorio, lo que le confiere un valor estratégico.
En el contexto del mundo oretano ocupa una posición privilegiada dominando el territorio de explotación del valle del río Tirteafuera, donde existe un número importante de pequeños asentamientos agropecuarios situados en las tierras de la vega, y al mismo tiempo ocupa una posición intermedia entre tres grandes oppida oretanos: las antiguas ciudades de Oretum Germanorum (Cerro Domínguez, Granátula de Calatrava), Sisapo (La Bienvenida, Almodóvar del Campo) y Cerro de Alarcos (Ciudad Real).
En sí misma, la construcción principal de la Sala de los Moros reúne unas características constructivas que la convierten en un edificio monumental: ubicación privilegiada, visibilidad desde un entorno muy amplio, notables dimensiones, paramentos ciclópeos, técnica edilicia de calidad, etc…
Algunos aspectos de su tipología permiten ponerla en relación con los recintos fortificados y torres de época ibérica, mientras que otros permiten encontrar analogías con la arquitectura funeraria monumental de la Protohistoria. Debido a todo ello, se puede considerar que se trata de un edificio bastante singular, tanto a nivel provincial como regional e incluso dentro de la Arqueología de la Península Ibérica.
El yacimiento es muy conocido a nivel científico y popular, debido a la entidad de sus restos principales, que han sido interpretados como monumento megalítico. Aparece citado en las ‘Descripciones del Cardenal Lorenzana’ (1784), en las que se le menciona como “mazmorra” y en la ‘Historia de la Provincia de Ciudad Real’ de A. Blázquez (1898).
A comienzos de los años 60 del siglo XX Manuel Corchado Soriano se interesó por el edificio tras unas prospecciones arqueológicas de la zona y llevó a cabo una intervención de desescombro del mismo. A partir de sus publicaciones, el yacimiento aparece en los repertorios arqueológicos provinciales y, con la realización de la Carta Arqueológica de Argamasilla de Calatrava, se incluye en el Inventario del Patrimonio Cultural regional.
Tipologías
El conjunto de edificaciones que conforman la Sala de Los Moros se sitúa sobre la cresta del cerro del Turruchel, de planta más o menos triangular. Está formado por una construcción principal, restos de un recinto perimetral y, en sus inmediaciones, un aljibe excavado en la roca y covachas naturales con posible ocupación prehistórico e histórica.
En el centro del conjunto sobresale el edificio principal, una gran construcción de tipo megalítico, de planta rectangular construida mediante bloques de cuarcita de tamaño mediano y grande, en ocasiones combinados con ripios y trabados en seco.
Es posible que el acceso a la cámara se realizase por el sur, donde el pasillo termina en un remate absidal fabricado mediante mampuestos y sillarejos de menores proporciones, que apoyan directamente sobre la roca madre, rebajada en talud para facilitar un acceso eventual. La laja que se encontraba sobre esta zona absidal está removida de antiguo.
Con respecto a su datación, los materiales cerámicos identificados en la excavación realizada por Corchado y los localizados en las posteriores prospecciones arqueológicas remiten a cronologías de la Edad del Bronce y, sobre todo, de la II Edad del Hierro, con fragmentos de cerámica a torno pintada ibérica, claramente pertenecientes al denominado tipo Valdepeñas (ss. V-III a.C.).
A destacar que en su construcción se observan rasgos que pueden ponerse en relación con las técnicas constructivas de raíz mediterránea que se imponen en este contexto cultural, y que caracterizan la fisonomía de este tipo de construcciones: obra de sillería en seco de elaboración cuidada, uso de paramentos ciclópeos, espacios absidados construidos en pseudosillería, etc.
El análisis de la estructura, el tamaño del edificio y la existencia de la cámara interior, poco apta para la habitabilidad, así como la aparente inexistencia de restos arqueológicos que denoten una actividad doméstica o estructuras arquitectónicas de hábitat asociadas, son aspectos que parecen alejar a la Sala de los Moros de los modelos de recintos y torres fortificadas de época ibérica para acercarla, de alguna manera, a modelos funerarios