- Ayer tarde, 3 de abril, en un acto coincidente con la conmemoración de las primeras elecciones municipales de la actual democracia
- La ex alcaldesa, emocionada, dijo haber sido “todo un honor servir a mi pueblo”
El Ayuntamiento de Argamasilla de Calatrava quiso aprovechar ayer 3 de abril, jornada de conmemoración de las primeras elecciones municipales de la democracia hace ya 45 años, para rendir un sentido homenaje a su anterior alcaldesa, Jacinta Monroy Torrico.
Lo hizo en un acto que resultó emotivo, en el salón plenario consistorial, acompañada de personas de las que siempre ha recibido su aprecio personal y, entre ellas, su antecesor en el cargo, Fernando Calso y quien hace un par de años le tomaba el relevo, Jesús Ruiz.
Tarde llena de reconocimientos porque Monroy Torrico tuvo la ocasión de rubricar unas palabras en el libro de honor, de descubrir también su fotografía en el panel de regidores rabaneros de la democracia y recibir la medalla de alcaldesa de Argamasilla de Calatrava.
Jacinta lo recibió con enorme sentimiento de gratitud en un marco presidido por símbolos como el bastón de mando y en presencia también de autoridades como el juez de paz, el párroco, mandos de Policía Local y Guardia Civil, actuales ediles, familia y amistades.
Ruiz Valle intervenía para valorar primeramente la trayectoria de “quien ha servido con dedicación y pasión” al municipio rabanero durante los once años que ejerció como primera edil, entre 2011 y 2022.
“En estos años, Jacinta no solo ha sido una gestora y administradora pública, sino que ha trabajado para que nuestro pueblo sea un lugar mejor para vivir, trabajar y soñar” y subrayó diferentes logros para el beneficio de todos sus habitantes.
Así, apostilló, “bajo su liderazgo, Argamasilla de Calatrava ha visto un notable desarrollo en infraestructura, educación, cultura y servicios sociales, asegurando que el bienestar de cada ciudadano esté al frente de cada decisión tomada”.
En este sentido, reconoció que ella “ha trabajado incansablemente para promover la inclusión, la sostenibilidad y el crecimiento económico, siempre con una visión de futuro pero sin perder de vista las tradiciones y el rico patrimonio que define a nuestro pueblo”.
“Su capacidad para enfrentar desafíos, desde crisis económicas hasta emergencias de salud pública, demuestra su resiliencia y su compromiso inquebrantable con el bienestar de todos los ciudadanos”, expresó Jesús Ruiz, agradecido de haber “sentado las bases para que continuemos construyendo un pueblo aún más próspero y unido”.
Y tras la proyección de un vídeo que repasa la intensa trayectoria como gestora pública desde la Alcaldía rabanera durante once intensos años, Jacinta Monroy, hoy alejada de toda actividad política, volcada en su trabajo profesional y en su familia, se dirigió a los presentes como “Jacin” y “como persona anónima” que es desde hace ya dos años.
A su sucesor le agradeció sus palabras y la organización del acto y a su familia haber sufrido con ella tantos “sinsabores” de su etapa como cargo público, teniendo un sentido recuerdo a diferentes compañeros de Corporación municipal y trabajadores municipales.
También “a asociaciones, grupos, entidades y a todos y cada uno de los que constituís Argamasilla día a día”, a tantas personas de “que me han enseñado tanto” durante “la oportunidad única de aprendizaje” en referencia a su etapa como edil del Consistorio.
Etapa en la que descubrió a “personas que brillan por su intelecto, personas que lo hacen por su humildad, personas que lo hacen por el servicio a los demás, personas bellísimas, aunque sean muy ancianas, hay personas infatigables, llenas de esfuerzo diario”.
Entre ellas, a “jóvenes en los que nadie creía”, a “mayores luchando y gritando contra la soledad” y a tantas otras con las que pudo hacer frente desde la Alcaldía a “crisis económicas muy fuertes”, “pandemias mundiales” o “pérdidas humanas muy dolorosas”.
Jacinta citó anécdotas vividas por ella y por Jesús, pero también dificultades en su entrega a la población, como las vigilias ante un río Tirteafuera de cauce amenazante o el difícil trance por el filtro verde del que finalmente la justicia les reconoció su total inocencia.
Momentos que, explicitó, “tienen cara de esfuerzo, de dolor, de sufrimiento, pero con una recompensa inmensa, el bien común”, por lo que, sincerándose, añadió que “ha valido la pena”.
“Hemos recorrido parte del camino de la vida, juntos, y hemos vivido, y creo que hemos sufrido, pero también nos hemos divertido, hemos batallado y hemos descansado,… Una vida, en definitiva”, dijo para concretar que “ha sido todo un honor servir a mi pueblo”.
Quiso asimismo pedir perdón “por todo aquello en lo que me he equivocado y si os he podido hacer daño” y llamó “a seguir en esta sociedad rabanera, luchando por hacerla más fuerte y competitiva, porque os garantizo que entre todos somos capaces”.