Cuarto de siglo ya del movimiento rabanero que alumbró el ‘Alonso Quijano’

·        La Coordinadora Pro-Instituto aunó el justo sentir de Argamasilla de Calatrava

·        Un lustro de andadura llevó a sus integrantes desfacer una injusticia educativa

De no haber sido por suceder primero en Fuenteovejuna, Argamasilla de Calatrava bien podría llevar a gala el famoso ‘Todos a una’, apostilla que bien resume aquel logro, cuasi inédito, del que ahora se cumplen 25 años y que hizo realidad uno de los recursos más destacables y que mayores satisfacciones viene dejando a lo largo de estas dos décadas.

Porque el Instituto de Enseñanza Secundaria ‘Alonso Quijano’ no fue precisamente fruto de una planificación de los estamentos educativos hecha de arriba abajo, sino que fue el pueblo llano, las gentes rabaneras de toda condición y edad, quienes se conjuraron para dotar a la localidad de un centro con todas las condiciones para sus jóvenes estudiantes.

Cuarto de siglo después, quienes pusieron rumbo hacia la proeza desde la Coordinadora Pro-Instituto de Argamasilla de Calatrava siguen rehuyendo protagonismos personales. “Fue una movilización de todo el pueblo, nosotros solamente aunamos voluntades” comentan, echando la vista atrás con la misma satisfacción, o más, que aquel año 1996.

Voluntades para romper con una sección delegada del IES ‘Damaso Alonso’ que, a modo de ‘gueto educativo’, mantenía en un rincón del edificio del Colegio ‘Rodríguez Marín’ el Ministerio de Educación que, por entonces, iba dando sus últimos estertores competenciales ante el traspaso que iba a asumir la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.

El hartazgo por aquellas insultantes condiciones para alumnos, y docentes, llevó a padres y madres de las AMPAS de los dos colegios, el otro de los cuales literalmente se caía a trozos por el patio, el antiguo ‘Virgen del Socorro’ de San Blas, así como de la propia infausta sección delegada, a dar forma a esta plataforma, “social y apolítica”.

Pese a que no quisieron, ni quieren, notoriedad, es ineludible recordar su composición. Por la sección delegada, Luis de Gregorio, Antonio Ruiz y Paqui Sillero. Por el ‘Rodríguez Marín’, Luis Sánchez y Loli Gómez. Por el ‘Virgen del Socorro’, Francisco Soto, Dolores Golderos y Dolores Ríos. Como portavoz, se designó a Antonio.

Durante la andadura que tuvo este ente, el punto de inflexión para su justa reivindicación fue un día de los enamorados. Paradójicamente, aquel 14 de febrero de 1997, la falta de cariño o, cuanto menos, de cierta amabilidad, del por entonces director provincial del Ministerio de Educación, marcaría lo que hoy se da en llamar ‘hoja de ruta’ hacia el objetivo final. Otra muy diferente a la inicial. Por suerte, incluso. “Aquello nos dolió, pero nos indicó por donde tendríamos que seguir”.

“Patadas”, para coger impulso

“Nos echaron casi a patadas, pero, analizándolo después, ese hombre hizo un gran favor al trabajo de la Coordinadora. Era un señor títere que colocaron ahí como director provincial con el propósito de bloquear cualquier iniciativa en este tema. Pero lo hizo de una forma brusca. No era el típico señor político que te da buenas palabras y deja pasar el tiempo. Su brusquedad nos llevó a reaccionar y a tomar otros derroteros”.

Y vaya si fueron por esa otra senda. Todos a una. Implicando a asociaciones y a la vecindad en general. A la Corporación municipal y a los consejos escolares. También a los medios de comunicación, que hicieron de altavoz más allá de la población rabanera para, con sus informaciones, extender un sentimiento de empatía provincial y regional.

Fue así como, en lo que resultó un intento por zanjar este movimiento tan inédito, que la gobernadora civil ofreció construir un ‘aulario crecedero’, que inicialmente tendría ocho aulas y que, por su condición ‘creciente’, debería ir a más. “Pero no aceptamos. Nuestros mínimos de partida estaban en la construcción del instituto en su totalidad”.

Entretanto, con el traspaso competencial en el horizonte, la Coordinadora ya se había reunido con el consejero de Educación y Cultura de Castilla-La Mancha, quien sí se comprometió a llevar a cabo la infraestructura en los términos demandados desde Argamasilla de Calatrava, una vez la Junta gestionara la administración educativa.

Aquel frenético 1997, durante el cual no faltaron controversias políticas en torno a tan inamovible petición y en el que hubo incluso una concentración ciudadana de carácter reivindicativo e informativo, se cerraría con la cesión municipal del suelo donde ejecutar el proyecto.

La construcción, entre el inicial sinsabor y la felicidad plena

Y así, en 1998 arrancarían las tan ansiadas obras, financiadas por la Diputación, para el denominado proyecto ‘1ª Fase del I.E.S. de Argamasilla de Calatrava’. Era, de momento, a modo del ‘aulario crecedero’ del Ministerio, pero con la condición alcanzada de garantizar su estructura completa en los términos exigidos.

No obstante, como reza el dicho, ‘poco dura la alegría en casa del pobre’. Apenas se hace el cerramiento de la parcela, en Huerta Asaura, los trabajos se paralizan por ‘problemas de la empresa adjudicataria’.

Un sinsabor que, entre cruces de cartas con la Dirección Provincial, reuniones en Diputación y en el Ayuntamiento, haría transcurrir 1999 con las esperanzas ya puesta en la asunción de competencias educativas por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, que fiel a su compromiso, hecho suyo por el entonces consejero de Educación, Justo Zambrana, elaboró y presentó el proyecto completo y con la partida económica correspondiente. El inicio definitivo de las obras sería muy rápido, ya, al año siguiente.

El repaso de los acontecimientos hoy, en un artículo como éste, deja en el tintero preocupaciones, desvelos, alegrías relativas, enfados, frustraciones, esperanzas y tantos otros sentires entre cuantos integraban la Coordinadora. Estas personas se quedan en sus recuerdos con el espíritu colaborativo, de fraternidad y de unidad de aquellos cuatro largos años de demandas.

También el nuevo Colegio ‘Virgen del Socorro’

Demandas. Sí. En plural. El objetivo era el Instituto, pero recapitulando al bloque de Primaria en San Blas, también desde la Coordinadora medraron para que los niños de estas escuelas tuvieran otro colegio. Precisamente el ‘Virgen del Socorro’ que, flamante, también se acabaría levantando, cual hermano pequeño, al calor del ‘Alonso Quijano’.

Los entrecomillados que acompañan este apasionado relato son resultado de una amena conversación con varias de las personas que encarnaron aquel movimiento, en fechas previas a este 31 de Mayo, día de Castilla-La Mancha. Una jornada en la que la comunidad festeja no solo su identidad de región, sino, sobre todo, la oportunidad de autogestionar sus recursos desde la cercanía. Ejemplo vivo es el Instituto rabanero.

No pueden acudir todas las personas de una Coordinadora que, al uso del ‘veni, vidi, vici’, se extinguió formalmente al ver alcanzados sus objetivos y que sigue muy viva en el corazón de tantas personas. Dolores Golderos, María Dolores Ríos, Antonio Ruiz, así como Josefina Rabandán, que representaba a la Asociación de Amas de Casa, no dejan de acordarse de sus compañeros y de tantos como contribuyeron a la causa.

Improvisando el cambio de la EGB a la LOGSE

El sentir generalizado es que, en aquel importante cambio de modelo educativo en el país en la década de 1990, donde la extinta EGB daba paso a la LOGSE y, por tanto, el acceso a centros de Secundaria ya para alumnado a los 12 años de edad, dos antes de lo que antaño marcaba la norma, en Argamasilla de Calatrava no dejaba de ser “un insulto” que había que revertir.

“Aquella sección delegada del ‘Dámaso Alonso’ de Puertollano la montaron en malas condiciones, saturada y no guardaba las condiciones de enseñanza, montando incluso entre aulas paneles de madera para separar una clase de otra y, aunque ya antes hubo algún intento de reivindicar el Instituto, la situación al final fue tan grave, que todas las asociaciones padres decidimos montar este movimiento reivindicativo”, recuerdan.

“De alguna forma, nosotros éramos los únicos portavoces que teníamos poder para reivindicar ante cualquier estamento lo que era el Instituto, con la idea de que todo fuera encauzado en una misma línea”. Por eso, además de los hechos públicos, también hubo entre bambalinas reuniones semanales o quincenales con el delegado de Educación de la Junta.

La baza de las transferencias educativas a las autonomías se jugó, también, con inteligencia. “Antes de asumir las competencias, llevaban ya el presupuesto proyectado para la construcción del Instituto de Argamasilla de Calatrava y, paralelamente, el Colegio ‘Virgen del Socorro”, cuya edificación comenzaría un poco después.

El Instituto ‘Alonso Quijano’, completo, con sus doce aulas para la ESO y otras cuatro para Bachillerato, empezaría a funcionar en el curso 2001-2002. Se matricularon por entonces la nada despreciable cifra de 220 alumnos, solamente en Secundaria Obligatoria.

En ese mismo momento, la Plataforma Pro-Instituto, a cuyos miembros alguien en su día dijo que “Argamasilla de Calatrava no tenía entidad para contar con un Instituto de Educación Secundaria” pasó, triunfal, a la historia. No en vano, cual Alonso Quijano, cual caballero andante don Quijote por mejor decir, propició desfacer un entuerto que, posiblemente hoy, muchos no sepan o hayan olvidado.

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